NOTA TOMADA DE COLATINO
El secretario general del FMLN, Manuel Flores, destacó que El Salvador ha caído en un caos económico, debido al alto endeudamiento público. Paralelamente, los salvadoreños se ven en una situación desesperada ante el alto costo de vida.
En su conferencia de prensa de todos los lunes, el dirigente político señaló que la población en los territorios se queja de los altos costos de la vida, específicamente de la canasta básica que ha ido en aumento.
La canasta básica urbana está en $251 al mes, y la canasta básica rural está en $191 al mes. Esto, en muchos casos, representa un gasto necesario muy complicado, ya que el salario de un salvadoreño es el mínimo, $408, sin descuentos de ley, a ello habrá que sumarle, presupuesto para salud, educación y vivienda de la familia.
“Estamos conscientes de que el país ha caído en una situación económica desesperada. Yo los invito a que se metan la mano a la bolsa, a que revisen sus cuentas bancarias, su refrigeradora, su cocina, sus deudas acumuladas”, planteó Flores en referencia a la pésima economía de los salvadoreños por no crear políticas públicas enfocadas en el tema.
Aunque los ejemplos de Manuel Flores suelen ser generales o complejos, es ahí donde se centra el problema económico de los salvadoreños, pues si los precios de los alimentos, medicinas o servicios han subido de precio, se ahoga el bolsillo por cubrir esas necesidades.
“Eso es lo que se está viviendo porque el país ya cayó en un caos económico”, dijo Flores. Sumado a ello que el Gobierno se endeuda cada semana sin resolver el tema económico. La deuda pública supera los $33 mil millones.
La Asamblea Legislativa aprueba semana tras semana millones en préstamos; solo la semana anterior, el oficialismo aprobó en deudas, $514 millones de dólares; sin especificar los destinos de los recursos.
A juicio de Manuel Flores, no hay manera de pagar, porque “no hay producción, no hay agroindustria, no generamos nada, aquí no hay petróleo, aquí no hay nada, solamente capital especulativo y remesas que es consumible, el pueblo lo usa para lo que quiera y es su derecho, no para inversión”.
“Entonces se va acumulando la deuda, que ya casi llega a 90%. Así es bien fácil gastarse el dinero que no es de uno. ¿Quién es el que va a pagar los platos rotos? el pueblo de a pie, al que corren del centro, al que le cobran el IVA, al pueblo que no lo dejan entrar, ese es el que va a pagar los platos rotos.”, concluyó.
